Este verano me lo pasé muy bien, porque quedé con los amigos, fui con mi padre que vive en Segovia etcétera...
Un día jugando a fútbol con unos amigos, uno de ellos empezó a referir que hacíamos trampas de diferentes maneras, pero yo no lo hice caso y me fui a casa cuando de repente me acordé que mi madre me dijo que a mi vuelta comprase el pan.
Yo me puse contento, porque aquel olor del pan recién sacado del horno le daba felicidad a mis fosas nasales.
Mi madre me decía que comprase dos barras, porque sabía que una no llegaría a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario