En unas montañas llenas de bosques espesos había una pequeña casa de madera donde habitaba un hombre al que solo le quedaban sus libros que estaban guardados en una habitación independiente puesta a unos cuantos metros de distancia de la casa. Un horrible día de invierno el hombre estaba leyendo en la sala de libros. Después de horas leyendo decidió ir a casa a comer pero al intentar abrir la puerta algo se lo impedía. Miró por la ventana y pudo ver que una enorme montaña de nieve que bloqueaba la salida. De repente el techo se empezó a mover y entendió que si se quedaba el techo se le caería encima. La única manera de salir era por la ventana, pero no podía dejar todos sus libros ahí, así que decidió coger algunos, atarlos en una cuerda para poderlos sacar por la ventana con más facilidad e ir andando asta casa. Por el camino se cayó, llevaba demasiado peso para el tiempo que hacía, pero, aún así, decidió seguir llevando los libros aunque tardara más de lo que tenia pensado. Minutos después estaba apartando la nieve para poder pasar por la puerta. Al final consiguió llegar a su casa con sus únicos amigos, sus libros.
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