Después de todo lo
que pasó, Constanza, la tercera Constanza, se sentía confundida, quería saber
mucho más sobre su familia. Después de pensar bastante fue al orfanato donde había
estado Joaquín... o Javier, pero sobretodo su madre, Constanza. El orfanato
estaba en ruinas, el techo estaba derrumbado y las habitaciones estaban destrozadas.
En una de las habitaciones, que mas parecía una recepción, encontró un libro,
el libro de las inscripciones para entrar al orfanato, vio a su madre, Constanza,
casi lloró de alegría, nunca la había visto tan joven.
Investigando un poco
más encontró un diario de un tal Lester Durden, lo leyó. El diario decía que
paso toda su vida en el orfanato, era extranjero y no tenía muchos amigos, sus
padres habían sido fusilados delante suyo, y él vino al orfanato, comenzó a
hacerse amigo de una profesora, que un día desapareció, un día salieron de excursión
y hubo una explosión lo suficientemente cerca para que tres trozos de metralla se
le clavaran en el pecho, y tuviera que estar ingresado en el hospital , dice
que le da pena la muerte de sus amigos por la explosión, se despide y no hay
nada mas escrito.
Constanza llora,
porque descubre que su madre y su abuela no habían sido las únicas en pasarlo
tan mal. Descubre que la guerra atrae lo peor y corrompe lo mejor, que nadie sobrevive,
aunque salgan vivos de la batalla, Constanza descubre que la guerra... la
guerra no cambia nunca.
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