martes, 7 de junio de 2016



Cuando Constanza acabó de leer el libro se fue sin decir nada más que un  simple: "Ya nos veremos"
Al día siguiente le mandé un mensaje, pero no me contestó, el siguiente igual y así hasta que al cabo de una semana se presentó en mi casa sin previo aviso. Me sorprendió bastante su llegada, porque pensaba que había pasado por alto toda esa información que acababa de descubrir.
Abrí la puerta pensando que sería un vendedor haciendo publicidad, pero cuando la vi, le acompañé al salón invitándola a un café. No dijo nada, solo entró y se sentó. Al pasar un minuto me dijo que le habían impactado mucho las lecturas del libro y que por eso pensaba en recordar a Joaquín Dechén con sus amigos más íntimos. Acepté sin dudar ni un segundo, pero cuando planeamos el encuentro nos dimos cuenta de que Dechén no tenia amigos a causa de la guerra y de tener que mudarse de la ciudad donde vivía.
Decidimos cancelar el encuentro. Fuimos a  Avionetas Atocha para recordar a Dechén en el sitio de su muerte, al llegar, ella se sentó en un lado de la pista de despegue mirando al cielo durante diez minutos. Más tarde fui para allí a hacerle compañía y despedirme del antiguo piloto.
Luego, volvimos para casa sin  decir nada, solo pensando en él y en sus aventuras vividas. Finalmente ella se fue y yo acabé mi trabajo en la casa de Atocha. No nos vimos más, nos despedimos con una mirada triste que significaba el final de nuestra relación formal.
Nunca más la vi ni supe nada de ella, la tercera Constanza, nieta de Ramiro y Constanza que se fue una semana después de la muerte de Joaquín Dechén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario