lunes, 23 de marzo de 2015

Érase una vez, una chica llamada Melanie. Una niña de 14 años a la que le gustaba mucho la lectura, era fan del tiempo libre, una chica tímida a la que le gustaba estar sola. Cuando su madre se iba de casa y la niña se quedaba sola, Melanie se cogía su libro favorito y se iba a su sitio favorito, un sitio donde ella es la única que sabe donde esta, donde se desahoga y lee cada día. Siempre lee el mismo libro, la misma pagina, la misma frase.

Ella era una chica libre, capaz de hacer cualquier cosa si quería. Quería tener una vida como las chicas de los cuentos. Una casa enorme, respeto por sus compañeros, etc.
Cuando llegó a casa, empezó a llorar y se lo explicó todo a su madre. Y le explicó que hay que disfrutar de las grandes cosas de la vida.

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