jueves, 12 de mayo de 2016

Cielo abajo

     


Cielo abajo

Me pase toda la noche leyendo el libro que me trajo Enrique. Cada vez que pasaba página había algo que me atraía para seguir leyendo, a causa de eso no dormí, no podía dormir, necesitaba acabar la historia de Joaquín Dechén o mejor dicho Javier. Junto a Enrique se paso la noche sin darnos cuenta, estábamos tan sumergidos en la lectura que no sabíamos qué hora era, ni si seguía siendo de noche o de día, pero no nos importaba, solo leíamos, nada más.

Desperté, no sabía cómo me había quedado dormida, solo sabía que Enrique estaba igual que yo hace unos segundos, dormido, con el libro entre las manos. Me levanté, se me cayó el libro y le desperté sin querer, me despedí, recogí mis cosas y me fui.

Enrique y yo seguimos en contacto, cada vez que avanzábamos en la lectura lo comentábamos, nos apasionaba ponernos en su lugar y vivir cada minucioso detalle. Admirábamos a Joaquín, pese a cada caída el siempre se levantaba y cada vez más fuerte. En honor a él puse de nombre a nuestro pequeño negocio de avionetas como “Avionetas Dechén”.

Al volar sentía una felicidad que me llevaba por completo, también sentía como si una parte de Joaquín estuviera a mi lado. Gracias a él supe lo que es el amor verdadero, luchar cada día y no rendirse, también gracias a Joaquín conocí a Enrique. Estamos saliendo gracias a él, ojala llegue a quererlo como el nos quería, a las tres Constanzas, sobre todo a la primera, mi abuela. Nunca habría pensado que un conicido en un dia al otro hubiera cambiado tan grande mi forma de ver las cosas, la forma de querer y la de valorar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario