viernes, 13 de mayo de 2016

Cuando Constanza acabó por fin de leer me dirigí hacia ella para ver su reacción. Constanza estaba confusa, pensativa, miraba a la ventana intentando asimilar toda la información que había leído en menos de dos horas. Al ver que seguía sin mirarme apunté mi teléfono en un papel y me fui. Seguramente ni se dio cuenta de que ya no estaba en la habitación protagonista de la historia de las tres Constanzas.

Esa noche me costó dormir, no podía parar de pensar en lo que había sucedido. Por una parte estaba confundido, cosa que no me duró mucho al pensar que seguramente fuese porque necesitaba tiempo para reflexionar en lo que había pasado. Eso me hizo pensar en ella, la tercera Consanza. No sabia mucho de las otras pero notaba que ella era igual que como Joaquín describía a las demás en su diario. ¿Habría inaugurado Avionetas Atocha? ¿Seguirá pensando en la historia de su madre y de su abuela? Demasiadas preguntas. Me tomé una tila y me fui a cama hasta que se me cerraron los ojos.

Al día siguiente me llamó y quedamos en la cafetería donde quedamos la última vez. Hablamos de Avionetas atocha. me dijo que seguiría con lo que había planeado con Joaquín. Pero yo no prestaba atención, solo la miraba a ella, y no la podia escuchar.

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